Fuego, solo veía fuego nada más...
Llevaba noches soñando lo mismo y siempre le conducía al mismo despertar: inquieto y sin entender como un recuerdo del pasado volvía ahora tras ella.

Se levantó de la cama, abrió la ventana de su habitación y comprobó que ya era de día, ya no tenía sentido volver a la cama. Aún cegada por el sol, entrecerraba los ojos en busca de una bata que le permitiera ir al servicio sin enseñar nada más que lo necesario. No quería que Valmont, la volviera a mortificar. No estaba de humor.

Hoy empezaba una nueva vida. La vida número  cuatro.

-Huele a madera quemada...-Jean miró al aire y vislumbró algunas cenizas a lo lejos- parece que empieza el festival.
- Si...Empiezo a tener hambre. Quiero comer- La chica sonrió- ¿Estás seguro de que debemos de ir a la fiesta? Hay demasiado fuego.
-Será interesante, pequeña. -Jean sonrió y le cogió la mano a su acompañante- Vayamos a ver como se consumen.

Al llegar al festival,las ascuas tapaban el atardecer que empezaba a aparecer por el horizonte, y la gente bailaba al rededor de las hogueras: empezaba la noche del fuego.