Luto

Primer día de septiembre y una tormenta eléctrica sacudía Terrasverdes.
El entierro de Manu estuvo a punto de suspenderse, pero a las doce de la mañana la tormenta se desplazó a las montañas y una fina capa de lluvia ocupó su lugar, pudiendo celebrarse el sepelio.

-Requiescat in pace- Don Anselmo, el cura del pueblo, oraba por el alma del chico.

El cementerio estaba lleno, la mayoría de los habitantes del pueblo estaban presentes. No era frecuente la muerte de un chico que rozaba la veintena. 
La tristeza pesaba en los rostros de la gente.

-Joder...No entiendo nada, si estaba bien...-Martín estaba cabizbajo
-Bien, lo que se dice bien, no estaba. En la autopsia se descubrió que le dio un infarto por la mezcla de pastillas y alcohol que llevaba encima...-Eva cuchicheaba al oído de su amiga, ya que estaban detrás de Martín.

El entierro transcurrió con solemnidad, lloros y lamentos de amigos y familiares.
Al fondo del cementerio, Lilith observaba en silencio la escena.Llevaba un vestido negro ceñido al cuerpo, unos zapatos con un poco de tacón, del mismo color del vestido, el pelo suelto , y se cubría de la lluvia con un enorme paraguas negro.
Al acabar el sepelio, la muchacha abandonaba inmediatamente el cementerio, no quería encontrarse con nadie.

-¿Tienes prisa? ¿vas a venir a la procesión?
-No...Es muy deprimente...-Lilith sonrió
-Pero deberías estar en mi despedida del mundo mortal...
-Los humanos no pueden presenciar la santa compaña.
-Pero si tu...-Manu iba vestido de color blanco, como buen ánima. No pudo terminar su frase, ya que alguien llegó junto a ellos.
-¿te marchas?-Santiago vestia unos vaqueros y una camisa negra.
-Si ya es hora de que descanse en paz- la chica miró a Manu y este desapareció con una sonrisa y una reverencia.
-Parece que te alegraras de la muerte de ese chico...-En esas palabras había dolor y tristeza.
-No me alegro. Es lo que hay.- Lilith continuó su camino, fuera del cementerio.
-¿Cómo te llamas?- Santiago corrió a ponerse a su altura.
-¿Para que quieres saber mi nombre?- la chica detuvo el paso
-Para saber como se llama la chica que dejó morir a mi amigo...

Lilith pasó de la calma absoluta al enfado más certero.

-Me parece perfecto que estés enfadado, triste rabioso ¡lo que quieras! Pero no digas idioteces. "Tu amigo" murió por su propia estupidez, por ser un imprudente. No me quieras culpar a mi por tu sentimiento de culpabilidad. Ahora si me disculpas...

Lilith dejó el cementerio con el enfado aun patente, mientras Santiagola observaba perplejo. 
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