Santa compaña

La noche era oscura y la lluvia espesa.

Lilith todavía se preguntaba que hacía allí en el medio del bosque, sola. Vistiendo de negro riguroso, solo le faltó la mantilla. Se rió al pensar en Valmont, y lo que hubiera dicho de verla con mantilla.

Faltaban cinco minutos para la media noche, y todo en el ambiente parecía cambiar. El silencio había cambiado, la maleza parecía más densa, y la lluvia más fina, pero igual de insistente.
Y en algún lugar sonó una campana que anunciaba la hora señalada.

Al fondo del bosque se atisbaban luces. Se acercaban con paso lento, pero seguro...Las ánimas procesionaban en fila de dos portando antorchas. Todas con hábito blanco y quien dirige la procesión con hábito negro también y solo porta un cayado.

Al pasar al lado de Lilith no se pararon, no deben pararse, y siguieron rumbo a lo más hondo del bosque en busca de más almas perdidas.

Lilith volvió a casa pensando en lo frágil de la vida...Y lo asumido que lo tenía.

Luto

Primer día de septiembre y una tormenta eléctrica sacudía Terrasverdes.
El entierro de Manu estuvo a punto de suspenderse, pero a las doce de la mañana la tormenta se desplazó a las montañas y una fina capa de lluvia ocupó su lugar, pudiendo celebrarse el sepelio.

-Requiescat in pace- Don Anselmo, el cura del pueblo, oraba por el alma del chico.

El cementerio estaba lleno, la mayoría de los habitantes del pueblo estaban presentes. No era frecuente la muerte de un chico que rozaba la veintena. 
La tristeza pesaba en los rostros de la gente.

-Joder...No entiendo nada, si estaba bien...-Martín estaba cabizbajo
-Bien, lo que se dice bien, no estaba. En la autopsia se descubrió que le dio un infarto por la mezcla de pastillas y alcohol que llevaba encima...-Eva cuchicheaba al oído de su amiga, ya que estaban detrás de Martín.

El entierro transcurrió con solemnidad, lloros y lamentos de amigos y familiares.
Al fondo del cementerio, Lilith observaba en silencio la escena.Llevaba un vestido negro ceñido al cuerpo, unos zapatos con un poco de tacón, del mismo color del vestido, el pelo suelto , y se cubría de la lluvia con un enorme paraguas negro.
Al acabar el sepelio, la muchacha abandonaba inmediatamente el cementerio, no quería encontrarse con nadie.

-¿Tienes prisa? ¿vas a venir a la procesión?
-No...Es muy deprimente...-Lilith sonrió
-Pero deberías estar en mi despedida del mundo mortal...
-Los humanos no pueden presenciar la santa compaña.
-Pero si tu...-Manu iba vestido de color blanco, como buen ánima. No pudo terminar su frase, ya que alguien llegó junto a ellos.
-¿te marchas?-Santiago vestia unos vaqueros y una camisa negra.
-Si ya es hora de que descanse en paz- la chica miró a Manu y este desapareció con una sonrisa y una reverencia.
-Parece que te alegraras de la muerte de ese chico...-En esas palabras había dolor y tristeza.
-No me alegro. Es lo que hay.- Lilith continuó su camino, fuera del cementerio.
-¿Cómo te llamas?- Santiago corrió a ponerse a su altura.
-¿Para que quieres saber mi nombre?- la chica detuvo el paso
-Para saber como se llama la chica que dejó morir a mi amigo...

Lilith pasó de la calma absoluta al enfado más certero.

-Me parece perfecto que estés enfadado, triste rabioso ¡lo que quieras! Pero no digas idioteces. "Tu amigo" murió por su propia estupidez, por ser un imprudente. No me quieras culpar a mi por tu sentimiento de culpabilidad. Ahora si me disculpas...

Lilith dejó el cementerio con el enfado aun patente, mientras Santiagola observaba perplejo. 

Fiesta en el lago III

Cuando Santiago y compañía llegaron a la orilla, Manu ya estaba por la mitad del lago.

-Joder...Me voy a tirar.- Martín ya se estaba quitando la camiseta.
-No seas loco, cojamos una de las barcas y a ver si lo alcanzamos- Santiago cogió a su amigo por el barco, y juntos se fueron hacia la zona donde están las barcas.
-Esperadme, voy con vosotros- Eva se metió en uno de los botes que estaban amarrados
-Eva, sal de ahí- Santiago sonó autoritario, mientras desataba la barca
-No, yo también puedo ayudar
-Déjala, ahora no es momento de discutir...Manu casi ya está en la otra orilla- Martín señalaba la casa vieja, al otro lado del lago.
-Vamos.

Santiago montó en la barca. Martín cogió un remo y él otro, mientras Eva alumbraba con el flash de su movil el camino a seguir.



Mientras el silencio en la casa vieja era palpable...el viento entraba por la ventana de la habitación de Lith, que agitaba suavemente las cortinas, solo una vela alumbraba la estancia.

-No entiendo esa motivación tuya...
-No hay nada que entender, sabes que era algo que quería hacer hace mucho tiempo.
-Lilith, eres imposible. Sabes que no es necesario.
-Y tu sabes que no siempre voy a hacer lo que me digas.
-Aiiiisss...Eres imposible...Un momento...
-¿Que pasa?
-Me voy. Ya es hora.
-De acuerdo.

Se escuchó un ruido en el piso de abajo, y luego un sonido de jarrón roto...Mesa que se cae...Otro jarrón...
Lilith decidió bajar.

-¿Quién anda ahí?
-Ostias....!!- Manu salió corriendo con un candelabro en la mano y un cacho de jarrón en la otra. No miró quien le seguía, corrió de nuevo al lago. Pero esta orilla era escarpada, y la hierba casi tocaba el agua, la única manera segura de llegar al agua era por el embarcadero de la casa. Pero pasó de largo, y siguió corriendo.
Santiago, Martín y Eva estaban amarrando la barca en el embarcadero, cuando vieron pasar corriendo a Manu, y detrás a una chica.

-Espera!!! Tranquilo....-Lilith se paró en seco, vio algo que la hizo detenerse y agachar la cabeza.

Manu siguió corriendo hasta que noto el agua, soltó lo que llevaba en la mano, y comenzó a nadar frenéticamente.

-MANUUUUUUUUUUUUU!!!!- Santiago gritaba lo más que podia.
Los tres amigos corrieron en dirección a Lilith, pasaron de ella, y llegaron hasta donde se había tirado su amigo. Gritaron y gritaron en vano.

-Vamos, volvamos a la barca- Santiago, puso rumbo al embarcadero de la casa, y sus amigos le siguieron
-Es inútil...-Lilith habló en voz baja cuando pasaron a su lado. Sólo santiago pareció escucharla, y se paró. Los otros dos corrieron a la barca sin detenerse.
-¿Qué has dicho?- El chico se volvió hacia Lilith,que seguía mirando al suelo en dirección a donde se había tirado Manu, en un tono más que enfadado
-Que es inútil...Es su hora.-Lilith se dio la vuelta, miró a Santiago a los ojos, y se fue camino a su casa
-¿su hora?- El chico hablaba más para si mismo que para los demás - Eso es imposible...Estás loca.
-Lo que tu digas. Tus amigos no te han esperado, ya están cerca del chico.

Santiago observaba como sus amigos llegaban a un punto del lago y se paraban, gritaban el nombre de Manu desesperadamente...Pero no obtenían respuesta. No hubo respuesta.

Fiesta del lago II





Ya era de madrugada, la diversión continuaba en el lago, aunque la afluencia de gente fuera disminuyendo según la noche avanzaba.La música estaba mucho más alta que al principio de la noche, y el alcohol empezaba a causar estragos entre los que aun quedaban.

-chsssssssss...-un chico reclamaba la atención de otro- mira mira...La casa de juan el curandero, te apuesto veinte pavos a que cruzo el lago nadando,y entro en la casa vieja y traigo un recuerdo.
-...nnnnooo, tio,no...Que está mu lejos y no vas a llegar...
-Qué si, que ya verás: yo voy a ser el primero en entrar a la casa vieja!
-Quenooooo, además - pausa dramática- NO TIENES HUEVOS A HACERLO
-¡¡¡¡¡QUE NO TENGO QUEEEEEEEE!!!!! cagëntoloquesemenea....cien pavos, a que tengo huevos y voy y vuelvo...Y traigo algo de la casa.
-Seguro...

Los amigos borrachos se miraron desafiantes unos segundos. Mientras otros jóvenes se congregaron a su alrededor y animaron al chico a que hiciera lo apostado. Es más, se abrieron apuestas entorno a si sería, o no, capaz de llegar hasta la casa vieja.
El chico apuró su cubata, se quitó la camiseta, las zapatillas y los calcetines. Dudó con los pantalones, pero al final se los quitó y solo se quedó con sus calzoncillos de los chinos.

-chicos me voy...En cinco minutos vuelvo- hizo un saludo militar, y se metió en el agua poco a poco

Los jóvenes que aún permanecían ahí, arengaban al chico con gritos de ánimo y vítores, mientras se introducía en las frías aguas del lago.
Una de las chicas que miraba la escena, salió corriendo en dirección contraria.

-EVAAA!! EVAAA!!- la chica llegó sin aliento, a la terraza del chiringuito que había en la playa.
-¿Qué te pasa Miriam?
-Manu...Que se ha puesto a cruzar el lago a nado...Y lleva un pedal encima que no se tiene...
-Joder!! Eva se dio la vuelta y buscó a Santiago y a Martín- Santiii!!
-¿Qué pasa? ¿y esa cara?
-Manu está cruzando el lago a nado...Y está borracho, y conociéndole fijo que lleva algo más encima.
-Éste nunca aprende...Vámos- Santiago recordó la ultima vez que vio a Manu: en el hospital. Había tenido un accidente con el coche, por ir bebido y dios sabe que más.

Fiesta del lago I




La música sonaba de fondo, mientras los jóvenes reían, gritaban, y se apiñaban en la orilla del lago. Habían improvisado una hoguera en la playa artificial, y organizado un botellón alrededor del fuego.

-¿Vendrá Santi?
-No lo se Eva, ya sabes como es , su padre no está y quiere hacerse cargo el solo de la finca. Y su hermano es demasiado pequeño para ayudarle. - Martín miró a la chica que le hablaba, estaba un poco desilusionada con lo que le había dicho- Pero llamé esta tarde a su casa para preguntar si venía...
-¿Y?- la chica recuperó la ilusión
-Se puso su madre - la chica volvió al estado de desilusión- y me dijo que iba a hacer todo lo posible por que viniera. Que se merecía un descanso- el chico sonrió al ver de nuevo la cara de alegría de la chica.
-Es que no es justo que tenga que hacerse cargo de todo el solo. Estos meses apena le he vis..Digo, le hemos visto. Que son sus vacaciones!! y en nada se vuelve a la capital a seguir sus estudios en la uni...
-Ya sabes como es, primero el deber y después el placer...

Eva es una chica de unos 25 años, pelirroja,de pelo corto, de ojos verdes y muy alta. En cambio Martín, el mejor amigo de Santiago, es más bien bajo, moreno y de ojos marrón clarito, y un pelo corto rizado que le caracteriza, y es unos días mayor que Santiago.

Detrás del fuego,alguien observaba la escena de los dos amigos hablando tranquilamente. Un chico alto, moreno de ojos verdes, y lleno de vida.

-¿Hablando de mi? Muy mal - Santiago negaba con la cabeza- No, se habla de la gente cuando esta no está presente.
-SANTIAGOOOOOOOOOOOOOOO!!!!- Eva se tiró al cuello del joven Ribera- jo! que alegría.
-Eva, por favor- El chico se deshizo del abrazo de la chica- sabes de sobra que no me gusta que me abraces.

La chica se paró en seco, y puso cara de circunstancias, pero fue un segundo, se recompuso y siguió hablando.

-¿Cómo es que has venido? Martín me dijo que era un poco difícil que vinieras.- Eva no perdió la sonrisa
-Digamos que me obligaron. Remi está bien, Joaquín me aseguró que lo iba a vigilar. Y mañana no hay nada que hacer, de importancia, en la finca...Así que aquí estoy.
-Pues muchacho, la noche es joven -Martín se acercó con una copa para su amigo y se la ofreció- Vamos a celebrar que has decidido salir de la madriguera, y que dentro de tres días es tu cumpleaños: por nuestros veinticinco años de vida!!
-Y por los que nos quedan por vivir!!- Santiago brindó con su amigo.

Los tres jóvenes se perdieron entre el gentío que se congregaba en el lago.


Juventud

A pesar de que el otoño estaba cerca, el calor no quería marcharse y resistía fuerte, los jóvenes del pueblo (y al rededores) aprovechaba esta situación para disfrutar del lago y su playa artificial, y montar sus fiestas nocturnas allí.

-Míralos...Carne fresca, y nosotros aquí sentados mirándolos desde lejos...Tengo hambre - Valmont puso cara de pena
-Ni se te ocurra acercarte por ahí. La última vez que asististe a una fiesta, la liaste muy parda. Todavía sale de vez en cuando la familia de la muchacha buscando ayuda para encontrarla. Y no quiero volver a pasar por eso. Estoy muy agusto aquí, además nos acabamos de instalar.
-Jean eres un soso...¿Donde está el hombre divertido de antaño?
-Es que estoy en plan jubilado. No, no te rías, además, estos jóvenes de hoy en día nos envenenan fijo.
-Exagerado, sólo sería una forma más de diversión -Valmont sonreía malicioso.

Se escuchaba un ruido de la cocina, Lilith estaba haciendo la cena.

-Oye princesa!!- Jean habló desde el porche- tu deberías ir a esa fiesta. Eres joven y necesitas divertirte y relajarte.
-Yo te acompañaría encantado- Valmont se levantó del sofá, y se apoyó en el quicio de la puerta de la cocina.
-Ni de coña - la chica se asomó a la puerta- Tu eres un peligro. Además, la música de esta época me parece monótona, cursi y siempre suena igual.
-Tu si que eres  drástica...-Jean miró al otro lado del lago donde los jóvenes empezaban a divertirse.

La noche era joven.

Descanso

-¿Qué tal ha ido tu primer día de trabajo?- Jean estaba en el porche trasero de la casa, con una humeante taza en una mano.
-Bastante bien, libros de lectura no he vendido...Pero tengo veinte pedidos de libros de texto
-Bravo!! Tu primer día y ya fidelizando clientes. Me alegro por ti.
-Tenías razón, lo de los negocios es como montar en bicicleta. Es fácil, sobre todo ayuda a que la gente sea agradable...No como en la taberna- Lilith se sacudió el recuerdo de la mente, agitando la cabeza.
-Oh! Si...La taberna, que buenos recuerdos- Jean sonrió ante la cara de disgusto de la chica
-No bromees con eso, reconozco que no fue una mala época, pero tampoco fue la mejor...- la chica se había sentado junto a Jean en el sofá, y observaba el lago- Juan hizo un buen trabajo con la casa.
-Si, y eso que llevaba quince años cerrada. No entiendo que pasó.
-Que a lo largo de los siglos la gente sigue igual de estúpida e ignorante, y eso no va a cambiar

Lilith y Jean miraron hacia la puerta de la cocina, ya que la voz procedía de allí. Un hombre alto, pelo rubio (muy  oscuro) y ojos marrón oscuros que casi parecen negros, muy bien vestido, estaba apoyado en la jamba de la puerta.

-Hombre, Valmont!! Sólo faltabas tu para que la familia estuviera completa- Jean dejó la taza en una mesa que había a la izquierda del sofá, y alzó los brazos hacia arriba, exagerando alegría.
-Vete a la mierda Jean, le harías un favor al mundo...-Valmont le lanzó una sonrisa irónica al chico- Y Lilith...No sigas siempre sus consejos, nunca son buenos.
-Si quieres sigo los tuyos, cojo una antorcha y empiezo a arrasar el pueblo- la chica intentó sonar lo más sarcástica posible.
-Por lo menos así, sería más divertido- El hombre mostró la mejor de sus sonrisas
-Valmont...-Lilith y Jean murmuraron al unísono.

Cotillón

Tareixa salió muy contenta de la libreria, se chocó con dos niños que entraban en la libreria al grito de chuches, se rió al pensar la cara que pondrá la dependienta cuando los niños le pidan caramelos.

-TAREIXAA!!- Una voz cantarina, la llamaba desde el otro lado de la fuente, venía de la puerta de la pescadería- Tareixa!! Ven mujer!!
-Buenos días, Rexina, qué...¿ya has hecho la compra del día?
-Bueno si, ya está...¿Cuéntame como es la tienda?¿Y la chica que lo atiende?¿de verdad es una librería?
-Para para para...Mujer, para un poco! Primero, la tienda está bien, es una librería muy apañada. La chica es muy amable...
-¿Te ha dicho por que ha comprado eso?-Rexina había cogido a Tareixa del brazo y se había pegado a ella
-Pues no...Solo he pedido los libros de Xose, y ya está...Si quieres saber algo más, entras y preguntas- Tareixa señaló hacia Larpeiradas.
-A no no no...Yo ahí no entro ni loca...-la mujer, mucho mayor que Tareixa, se santiguaba con fervor- No quiero entrar en un sitio maldito.
-Que exagerada eres a veces, Rexina...¿Vas a la carnicería?
-Si, que voy a hacer churrasco..
-Pues venga que te acompaño...

Las mujeres pusieron rumbo a la carnicería, mientras los niños que entraron en Larpeiradas, salían de allí con cara de decepción.

Una nueva tienda

Clin clan clin clan clin...

La puerta se abrió, el primer cliente del día llegó a Larpeiradas.
Lilith ya había recibido los pedidos que tenía pendiente y los estaba colocando en una estantería.

-Hola...Buenos dias...-Una mujer menuda, sonriente y de pelo ensortijado y mirada vivaracha, hablaba desde la puerta.
-Buenos días- la chica colocó el libro que tenía en la mano y se dirigió hacia la señora- Perdone, pero estaba con los últimos retoques, ¿Puedo ayudarla en algo?
- Si bueno, pasaba por aquí y vi el cartel de la puerta...¿Podría encargar libros de segundo de bachillerato?
-Si sin ningún problema - Lilith se movió hacia el interior del mostrador, cogió una carpeta morada y se lo mostró a la mujer- El colegio es "Rosalía de Castro", ¿verdad?
-Si, así es. Es el único colegio de la zona. Los pueblos más cercanos vienen aquí, o sino ya se tienen que ir a la capital para estudiar...
-Mire, aquí tiene la lista de los bachilleratos que hay, dígame cual bachillerato cursa y podré  hacer el pedido de los libros que no tenga en tienda.
-Mi hijo está en la rama de ciencias sociales...Si - la mujer consultó un papel que tenía en el bolso- eso es, ciencias sociales. Y también tengo las optativas que va a hacer. Pensaba ir a la ciudad a comprar los libros, pero chica, me has salvado.
-Esa era la idea, sabía que había un colegio pero que no había una librería, así que aproveché el momento- la chica sonrió complacida
-Ya le diré a las demás madres que se pasen por aquí
-Me haría un gran favor, de verdad- mientras hablaba ponía cuatro libros encima del mostrador- Estos son los libros que tengo aquí para segundo de bachillerato: Lengua, Historia, Filosofía II e Inglés. El resto tengo que pedirlos.
-¿Y cuanto tardarán?
-Dos días, así que si usted quiere yo le guardo estos cuatro libros y cuando llegue el resto, la llamo y viene a por ellos, ¿qué le parece?
-Estupendo, ¿te dejo una señal o algo?
-No hace falta, dígame su nombre y su teléfono, y cuando tenga el material la llamaré.
-Me llamo Tareixa, Tareixa Montes, y este es mi teléfono...

Maruxa's flowers

-Mama...¿Seguro que quieres quedarte en la tienda?
-Hijo, si. Ya oíste al médico. No es nada, y ahora que lo se estoy llena de vida- Maruxa estaba exultante mientras abría su pequeña floristería- Hoy tengo unos cuantos pedidos que atender, pero tranquilo- su hijo puso mala cara- no son complicados.
-Bueno, si tu estás bien me vuelvo a la granja. Remi es nuestro mejor caballo de exhibición y quiero ver como evoluciona.

Mientras hablaba, Santiago ayudaba a su madre a colocar unos centros de flores en el escaparate, cuando vio, a través del cristal, que la tienda que toda la vida había estado cerrada, ahora está abierta y lucía un gran cartel encima de la puerta.

-Larpeiradas...
-¿Qué dices hijo?- Maruxa terminaba de arreglar un jarrón
-La nueva tienda. Ha abierto ya y se llama Larpeiradas.
-Ah!! si...La gente está muy intrigada, yo no, pero se se comenta que las obras empezaban muy tarde...Y no se como el alcalde dio permiso para vender esa parcela.
-Mama...¿No irás a creer esas historias de "Juan el curandeeeeeeerooooo"?- Santiago alzó las manos, como si fuera un fantasma, y puso voz de ultratumba.
-Non seas parvo!! No es eso..-Maruxa se escudó en un gran ramo de flores naranjas- Pero es raro que alguien del pueblo compre esas propiedades.
-Dudo mucho que alguien de aquí comprase esa parcela y la casa- el chico volvió a mirar hacia la tienda- Anda! Es una chica joven.
-A ver!!- Maruxa se unió a su hijo.

Una chica joven, estaba colocando unas cartulinas en el escaparate.

Larpeiradas

Lilith aparcó cerca de la plaza del pueblo, que es donde está ubicada la tienda.
Es una plaza bonita, amplia luminosa y de forma elíptica.
En el centro de la plaza  hay una fuente, que de una bandada de pájaros emana agua, y alrededor de ella, hay bancos para sentarse y unos cuantos árboles que proporcionan la sombra adecuada para esta época  en la que el sol aun está fuerte. Y rodeando este "rincón" verde se encuentran los principales negocios del pueblo, como el bar-restaurante del pueblo, donde los jornaleros disfrutan de una buena cocina, la tienda de ultramarinos, una ferretería, una carnicería, una pescadería, una floristería y justo en el centro de todas estas tiendas, con una vista estupenda a la fuente, se encuentra la tienda de Lilith.

La chica caminaba con una sonrisa de oreja a oreja, mientras llegaba a la tienda, veía por el rabillo del ojo como las mujeres que estaban haciendo sus compras  la miraban y cuchicheaban. Y sabía perfectamente por qué lo hacían.
Lilith había comprado la casa y el local que pertenecieron al curandero del pueblo, y eso, al parecer, no era algo bueno. Ya que para la gente del pueblo ese hombre no era bien visto...Incluso el día de su muerte nadie fue al entierro, y eso que la mayoría de los habitantes de Terrasverdes requirieron de los servicios del curandero en más de una ocasión.
La casa está apartada del pueblo, cerca del lago, pero el negocio lo tenía en el pueblo, y quizá por este atrevimiento no era bien visto y era un marginado.
En los quince años que lleva muerto nadie había pisado sus tierras y mucho menos comprarlas, incluida la lonja del pueblo.
De ahí el revuelo de la gente, sobretodo de las chismosas, que están disfrutando de lo lindo intentando averiguar quien ha comprado las tierras de "Juan el curandero" y quien a comprado su negocio...Y en los pueblos los rumores corren rápido y hay todo tipo de especulaciones sobre que tipo de negocio será y como será el dueño.
Por eso, al ver a la joven, la gente empezó a murmurar, nunca antes la habían visto.

En el médico

-Doctor, dígame cómo se encuentra mi madre- Santiago, aprovechando que su madre estaba todavía vistiéndose, después de la revisión, hablaba con el médico- ¿Está bien?
-Si, no te preocupes muchacho- el doctor sonrió al chico- Tiene un poco de anemia, pero nada más. No te preocupes. Tu madre es joven y fuerte. Le recetaré unas vitaminas, y que si nota que se encuentra un poco baja de forma, así sin más, que tome un café o algo con azúcar y listo.

Santiago respiró aliviado, últimamente andaba un poco pachucha, pero por suerte ya tenía la confirmación de que no era nada.

-Pero Doctor, a qué es debido- Maruxa se incorporó a la conversación
-Defensas bajas, mucho trabajo...Pueden ser muchos factores. Así que simplemente, afloje un poco, coma un poco mejor, por favor...No se estrese.
-No se preocupe, yo la vigilaré para que no ocurra eso- Santiago abrazó a su madre y después tendió la mano al médico- Muchas gracias por todo
-Muchas gracias, y no se preocupe ya se acabó la temporada de Bodas Bautizos y Comuniones, y ya puedo relajarme.

Se despidieron del doctor, y salieron del centro de salud.

Casa vieja

-¡Albricias y zapatetas! La princesa se ha despertado!!!
-Jean...Por favor, no molestes tan temprano. Y sabes que no me gusta nada que me llames así.
-¿El que te molesta, princesa?

La chica fulminó con la mirada al hombre que tenía ante ella. Era alto, de cabello oscuro y ojos del color del azabache...Ojos que casi nuca mostraba, por que siempre estaba sonriendo y los ojos se le empequeñecen hasta parecer dos pequeñas líneas.
Estaba sentado en la mesa de la cocina, llevaba unos vaqueros  desgastados y un jersey de lana fina de color gris, que dejaba vislumbrar su torso bien formado.

-Jean, no seas picón. Hoy no. Estoy muy nerviosa.
-Lilith, no tienes por que estarlo. No es la primera vez que montas un negocio- Jean dio un sorbo a su café y siguió ojeando el periódico que tenía en la mano libre.
-Ya, pero es distinto. Una taberna es fácil de llevar, una herrería es fácil de llevar...Aun que me costó fidelizar a la clientela - la chica parecía hablar más para si misma que con Jean- Ser médico...¡¡¡Fue fácil!!- Lilith se derrumbó en en una de las sillas de la pequeña cocina.
-Pudiste con eso..Y en una época difícil -El hombre miró a la chica por encima de su periódico- No se que le ves de complicado a esto.
-Básicamente, por que no hemos vuelto al sitio donde todo comenzó y donde nació mi sueño...
-No seas mentirosa, hasta un siglo después no empezaste a hablar de esto.
-Bueno...De acuerdo. Pero entiendes que esté nerviosa, ¿no?
-Si pequeña. No mucho, pero lo entiendo...O trato de hacerlo...-El chico sonrió y volvió a su periódico- Y ahora desayuna.
-No, que ya voy tarde, hoy me traen dos pedidos y quiero que todo esté en su sitio. Hoy abre Larpeiradas!!- Lilith salió resuelta de la cocina, cogió su bolso de la entrada , y se miró al espejo para darse un último repaso.
Su cabello castaño claro (que a veces da la sensación de ser rubio, y otras de un tono oro rojo) sujeto por una diadema con un lacito decorativo, estaba perfecto. Al igual que su conjunto de ropa: una blusa de color rojo, de manga corta, unos vaqueros azulones y unas zapatillas blancas.
El verano estaba dando sus últimos coletazos y todavía se podía ir en manga corta.

Una vez hecha la revisión de ella misma y su bolso, salió de la casa hacia su coche. Hoy es un gran día.
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