Santa compaña

La noche era oscura y la lluvia espesa.

Lilith todavía se preguntaba que hacía allí en el medio del bosque, sola. Vistiendo de negro riguroso, solo le faltó la mantilla. Se rió al pensar en Valmont, y lo que hubiera dicho de verla con mantilla.

Faltaban cinco minutos para la media noche, y todo en el ambiente parecía cambiar. El silencio había cambiado, la maleza parecía más densa, y la lluvia más fina, pero igual de insistente.
Y en algún lugar sonó una campana que anunciaba la hora señalada.

Al fondo del bosque se atisbaban luces. Se acercaban con paso lento, pero seguro...Las ánimas procesionaban en fila de dos portando antorchas. Todas con hábito blanco y quien dirige la procesión con hábito negro también y solo porta un cayado.

Al pasar al lado de Lilith no se pararon, no deben pararse, y siguieron rumbo a lo más hondo del bosque en busca de más almas perdidas.

Lilith volvió a casa pensando en lo frágil de la vida...Y lo asumido que lo tenía.

Luto

Primer día de septiembre y una tormenta eléctrica sacudía Terrasverdes.
El entierro de Manu estuvo a punto de suspenderse, pero a las doce de la mañana la tormenta se desplazó a las montañas y una fina capa de lluvia ocupó su lugar, pudiendo celebrarse el sepelio.

-Requiescat in pace- Don Anselmo, el cura del pueblo, oraba por el alma del chico.

El cementerio estaba lleno, la mayoría de los habitantes del pueblo estaban presentes. No era frecuente la muerte de un chico que rozaba la veintena. 
La tristeza pesaba en los rostros de la gente.

-Joder...No entiendo nada, si estaba bien...-Martín estaba cabizbajo
-Bien, lo que se dice bien, no estaba. En la autopsia se descubrió que le dio un infarto por la mezcla de pastillas y alcohol que llevaba encima...-Eva cuchicheaba al oído de su amiga, ya que estaban detrás de Martín.

El entierro transcurrió con solemnidad, lloros y lamentos de amigos y familiares.
Al fondo del cementerio, Lilith observaba en silencio la escena.Llevaba un vestido negro ceñido al cuerpo, unos zapatos con un poco de tacón, del mismo color del vestido, el pelo suelto , y se cubría de la lluvia con un enorme paraguas negro.
Al acabar el sepelio, la muchacha abandonaba inmediatamente el cementerio, no quería encontrarse con nadie.

-¿Tienes prisa? ¿vas a venir a la procesión?
-No...Es muy deprimente...-Lilith sonrió
-Pero deberías estar en mi despedida del mundo mortal...
-Los humanos no pueden presenciar la santa compaña.
-Pero si tu...-Manu iba vestido de color blanco, como buen ánima. No pudo terminar su frase, ya que alguien llegó junto a ellos.
-¿te marchas?-Santiago vestia unos vaqueros y una camisa negra.
-Si ya es hora de que descanse en paz- la chica miró a Manu y este desapareció con una sonrisa y una reverencia.
-Parece que te alegraras de la muerte de ese chico...-En esas palabras había dolor y tristeza.
-No me alegro. Es lo que hay.- Lilith continuó su camino, fuera del cementerio.
-¿Cómo te llamas?- Santiago corrió a ponerse a su altura.
-¿Para que quieres saber mi nombre?- la chica detuvo el paso
-Para saber como se llama la chica que dejó morir a mi amigo...

Lilith pasó de la calma absoluta al enfado más certero.

-Me parece perfecto que estés enfadado, triste rabioso ¡lo que quieras! Pero no digas idioteces. "Tu amigo" murió por su propia estupidez, por ser un imprudente. No me quieras culpar a mi por tu sentimiento de culpabilidad. Ahora si me disculpas...

Lilith dejó el cementerio con el enfado aun patente, mientras Santiagola observaba perplejo. 

Fiesta en el lago III

Cuando Santiago y compañía llegaron a la orilla, Manu ya estaba por la mitad del lago.

-Joder...Me voy a tirar.- Martín ya se estaba quitando la camiseta.
-No seas loco, cojamos una de las barcas y a ver si lo alcanzamos- Santiago cogió a su amigo por el barco, y juntos se fueron hacia la zona donde están las barcas.
-Esperadme, voy con vosotros- Eva se metió en uno de los botes que estaban amarrados
-Eva, sal de ahí- Santiago sonó autoritario, mientras desataba la barca
-No, yo también puedo ayudar
-Déjala, ahora no es momento de discutir...Manu casi ya está en la otra orilla- Martín señalaba la casa vieja, al otro lado del lago.
-Vamos.

Santiago montó en la barca. Martín cogió un remo y él otro, mientras Eva alumbraba con el flash de su movil el camino a seguir.



Mientras el silencio en la casa vieja era palpable...el viento entraba por la ventana de la habitación de Lith, que agitaba suavemente las cortinas, solo una vela alumbraba la estancia.

-No entiendo esa motivación tuya...
-No hay nada que entender, sabes que era algo que quería hacer hace mucho tiempo.
-Lilith, eres imposible. Sabes que no es necesario.
-Y tu sabes que no siempre voy a hacer lo que me digas.
-Aiiiisss...Eres imposible...Un momento...
-¿Que pasa?
-Me voy. Ya es hora.
-De acuerdo.

Se escuchó un ruido en el piso de abajo, y luego un sonido de jarrón roto...Mesa que se cae...Otro jarrón...
Lilith decidió bajar.

-¿Quién anda ahí?
-Ostias....!!- Manu salió corriendo con un candelabro en la mano y un cacho de jarrón en la otra. No miró quien le seguía, corrió de nuevo al lago. Pero esta orilla era escarpada, y la hierba casi tocaba el agua, la única manera segura de llegar al agua era por el embarcadero de la casa. Pero pasó de largo, y siguió corriendo.
Santiago, Martín y Eva estaban amarrando la barca en el embarcadero, cuando vieron pasar corriendo a Manu, y detrás a una chica.

-Espera!!! Tranquilo....-Lilith se paró en seco, vio algo que la hizo detenerse y agachar la cabeza.

Manu siguió corriendo hasta que noto el agua, soltó lo que llevaba en la mano, y comenzó a nadar frenéticamente.

-MANUUUUUUUUUUUUU!!!!- Santiago gritaba lo más que podia.
Los tres amigos corrieron en dirección a Lilith, pasaron de ella, y llegaron hasta donde se había tirado su amigo. Gritaron y gritaron en vano.

-Vamos, volvamos a la barca- Santiago, puso rumbo al embarcadero de la casa, y sus amigos le siguieron
-Es inútil...-Lilith habló en voz baja cuando pasaron a su lado. Sólo santiago pareció escucharla, y se paró. Los otros dos corrieron a la barca sin detenerse.
-¿Qué has dicho?- El chico se volvió hacia Lilith,que seguía mirando al suelo en dirección a donde se había tirado Manu, en un tono más que enfadado
-Que es inútil...Es su hora.-Lilith se dio la vuelta, miró a Santiago a los ojos, y se fue camino a su casa
-¿su hora?- El chico hablaba más para si mismo que para los demás - Eso es imposible...Estás loca.
-Lo que tu digas. Tus amigos no te han esperado, ya están cerca del chico.

Santiago observaba como sus amigos llegaban a un punto del lago y se paraban, gritaban el nombre de Manu desesperadamente...Pero no obtenían respuesta. No hubo respuesta.

Fiesta del lago II





Ya era de madrugada, la diversión continuaba en el lago, aunque la afluencia de gente fuera disminuyendo según la noche avanzaba.La música estaba mucho más alta que al principio de la noche, y el alcohol empezaba a causar estragos entre los que aun quedaban.

-chsssssssss...-un chico reclamaba la atención de otro- mira mira...La casa de juan el curandero, te apuesto veinte pavos a que cruzo el lago nadando,y entro en la casa vieja y traigo un recuerdo.
-...nnnnooo, tio,no...Que está mu lejos y no vas a llegar...
-Qué si, que ya verás: yo voy a ser el primero en entrar a la casa vieja!
-Quenooooo, además - pausa dramática- NO TIENES HUEVOS A HACERLO
-¡¡¡¡¡QUE NO TENGO QUEEEEEEEE!!!!! cagëntoloquesemenea....cien pavos, a que tengo huevos y voy y vuelvo...Y traigo algo de la casa.
-Seguro...

Los amigos borrachos se miraron desafiantes unos segundos. Mientras otros jóvenes se congregaron a su alrededor y animaron al chico a que hiciera lo apostado. Es más, se abrieron apuestas entorno a si sería, o no, capaz de llegar hasta la casa vieja.
El chico apuró su cubata, se quitó la camiseta, las zapatillas y los calcetines. Dudó con los pantalones, pero al final se los quitó y solo se quedó con sus calzoncillos de los chinos.

-chicos me voy...En cinco minutos vuelvo- hizo un saludo militar, y se metió en el agua poco a poco

Los jóvenes que aún permanecían ahí, arengaban al chico con gritos de ánimo y vítores, mientras se introducía en las frías aguas del lago.
Una de las chicas que miraba la escena, salió corriendo en dirección contraria.

-EVAAA!! EVAAA!!- la chica llegó sin aliento, a la terraza del chiringuito que había en la playa.
-¿Qué te pasa Miriam?
-Manu...Que se ha puesto a cruzar el lago a nado...Y lleva un pedal encima que no se tiene...
-Joder!! Eva se dio la vuelta y buscó a Santiago y a Martín- Santiii!!
-¿Qué pasa? ¿y esa cara?
-Manu está cruzando el lago a nado...Y está borracho, y conociéndole fijo que lleva algo más encima.
-Éste nunca aprende...Vámos- Santiago recordó la ultima vez que vio a Manu: en el hospital. Había tenido un accidente con el coche, por ir bebido y dios sabe que más.

Fiesta del lago I




La música sonaba de fondo, mientras los jóvenes reían, gritaban, y se apiñaban en la orilla del lago. Habían improvisado una hoguera en la playa artificial, y organizado un botellón alrededor del fuego.

-¿Vendrá Santi?
-No lo se Eva, ya sabes como es , su padre no está y quiere hacerse cargo el solo de la finca. Y su hermano es demasiado pequeño para ayudarle. - Martín miró a la chica que le hablaba, estaba un poco desilusionada con lo que le había dicho- Pero llamé esta tarde a su casa para preguntar si venía...
-¿Y?- la chica recuperó la ilusión
-Se puso su madre - la chica volvió al estado de desilusión- y me dijo que iba a hacer todo lo posible por que viniera. Que se merecía un descanso- el chico sonrió al ver de nuevo la cara de alegría de la chica.
-Es que no es justo que tenga que hacerse cargo de todo el solo. Estos meses apena le he vis..Digo, le hemos visto. Que son sus vacaciones!! y en nada se vuelve a la capital a seguir sus estudios en la uni...
-Ya sabes como es, primero el deber y después el placer...

Eva es una chica de unos 25 años, pelirroja,de pelo corto, de ojos verdes y muy alta. En cambio Martín, el mejor amigo de Santiago, es más bien bajo, moreno y de ojos marrón clarito, y un pelo corto rizado que le caracteriza, y es unos días mayor que Santiago.

Detrás del fuego,alguien observaba la escena de los dos amigos hablando tranquilamente. Un chico alto, moreno de ojos verdes, y lleno de vida.

-¿Hablando de mi? Muy mal - Santiago negaba con la cabeza- No, se habla de la gente cuando esta no está presente.
-SANTIAGOOOOOOOOOOOOOOO!!!!- Eva se tiró al cuello del joven Ribera- jo! que alegría.
-Eva, por favor- El chico se deshizo del abrazo de la chica- sabes de sobra que no me gusta que me abraces.

La chica se paró en seco, y puso cara de circunstancias, pero fue un segundo, se recompuso y siguió hablando.

-¿Cómo es que has venido? Martín me dijo que era un poco difícil que vinieras.- Eva no perdió la sonrisa
-Digamos que me obligaron. Remi está bien, Joaquín me aseguró que lo iba a vigilar. Y mañana no hay nada que hacer, de importancia, en la finca...Así que aquí estoy.
-Pues muchacho, la noche es joven -Martín se acercó con una copa para su amigo y se la ofreció- Vamos a celebrar que has decidido salir de la madriguera, y que dentro de tres días es tu cumpleaños: por nuestros veinticinco años de vida!!
-Y por los que nos quedan por vivir!!- Santiago brindó con su amigo.

Los tres jóvenes se perdieron entre el gentío que se congregaba en el lago.


Juventud

A pesar de que el otoño estaba cerca, el calor no quería marcharse y resistía fuerte, los jóvenes del pueblo (y al rededores) aprovechaba esta situación para disfrutar del lago y su playa artificial, y montar sus fiestas nocturnas allí.

-Míralos...Carne fresca, y nosotros aquí sentados mirándolos desde lejos...Tengo hambre - Valmont puso cara de pena
-Ni se te ocurra acercarte por ahí. La última vez que asististe a una fiesta, la liaste muy parda. Todavía sale de vez en cuando la familia de la muchacha buscando ayuda para encontrarla. Y no quiero volver a pasar por eso. Estoy muy agusto aquí, además nos acabamos de instalar.
-Jean eres un soso...¿Donde está el hombre divertido de antaño?
-Es que estoy en plan jubilado. No, no te rías, además, estos jóvenes de hoy en día nos envenenan fijo.
-Exagerado, sólo sería una forma más de diversión -Valmont sonreía malicioso.

Se escuchaba un ruido de la cocina, Lilith estaba haciendo la cena.

-Oye princesa!!- Jean habló desde el porche- tu deberías ir a esa fiesta. Eres joven y necesitas divertirte y relajarte.
-Yo te acompañaría encantado- Valmont se levantó del sofá, y se apoyó en el quicio de la puerta de la cocina.
-Ni de coña - la chica se asomó a la puerta- Tu eres un peligro. Además, la música de esta época me parece monótona, cursi y siempre suena igual.
-Tu si que eres  drástica...-Jean miró al otro lado del lago donde los jóvenes empezaban a divertirse.

La noche era joven.

Descanso

-¿Qué tal ha ido tu primer día de trabajo?- Jean estaba en el porche trasero de la casa, con una humeante taza en una mano.
-Bastante bien, libros de lectura no he vendido...Pero tengo veinte pedidos de libros de texto
-Bravo!! Tu primer día y ya fidelizando clientes. Me alegro por ti.
-Tenías razón, lo de los negocios es como montar en bicicleta. Es fácil, sobre todo ayuda a que la gente sea agradable...No como en la taberna- Lilith se sacudió el recuerdo de la mente, agitando la cabeza.
-Oh! Si...La taberna, que buenos recuerdos- Jean sonrió ante la cara de disgusto de la chica
-No bromees con eso, reconozco que no fue una mala época, pero tampoco fue la mejor...- la chica se había sentado junto a Jean en el sofá, y observaba el lago- Juan hizo un buen trabajo con la casa.
-Si, y eso que llevaba quince años cerrada. No entiendo que pasó.
-Que a lo largo de los siglos la gente sigue igual de estúpida e ignorante, y eso no va a cambiar

Lilith y Jean miraron hacia la puerta de la cocina, ya que la voz procedía de allí. Un hombre alto, pelo rubio (muy  oscuro) y ojos marrón oscuros que casi parecen negros, muy bien vestido, estaba apoyado en la jamba de la puerta.

-Hombre, Valmont!! Sólo faltabas tu para que la familia estuviera completa- Jean dejó la taza en una mesa que había a la izquierda del sofá, y alzó los brazos hacia arriba, exagerando alegría.
-Vete a la mierda Jean, le harías un favor al mundo...-Valmont le lanzó una sonrisa irónica al chico- Y Lilith...No sigas siempre sus consejos, nunca son buenos.
-Si quieres sigo los tuyos, cojo una antorcha y empiezo a arrasar el pueblo- la chica intentó sonar lo más sarcástica posible.
-Por lo menos así, sería más divertido- El hombre mostró la mejor de sus sonrisas
-Valmont...-Lilith y Jean murmuraron al unísono.
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