Maruxa's flowers

-Mama...¿Seguro que quieres quedarte en la tienda?
-Hijo, si. Ya oíste al médico. No es nada, y ahora que lo se estoy llena de vida- Maruxa estaba exultante mientras abría su pequeña floristería- Hoy tengo unos cuantos pedidos que atender, pero tranquilo- su hijo puso mala cara- no son complicados.
-Bueno, si tu estás bien me vuelvo a la granja. Remi es nuestro mejor caballo de exhibición y quiero ver como evoluciona.

Mientras hablaba, Santiago ayudaba a su madre a colocar unos centros de flores en el escaparate, cuando vio, a través del cristal, que la tienda que toda la vida había estado cerrada, ahora está abierta y lucía un gran cartel encima de la puerta.

-Larpeiradas...
-¿Qué dices hijo?- Maruxa terminaba de arreglar un jarrón
-La nueva tienda. Ha abierto ya y se llama Larpeiradas.
-Ah!! si...La gente está muy intrigada, yo no, pero se se comenta que las obras empezaban muy tarde...Y no se como el alcalde dio permiso para vender esa parcela.
-Mama...¿No irás a creer esas historias de "Juan el curandeeeeeeerooooo"?- Santiago alzó las manos, como si fuera un fantasma, y puso voz de ultratumba.
-Non seas parvo!! No es eso..-Maruxa se escudó en un gran ramo de flores naranjas- Pero es raro que alguien del pueblo compre esas propiedades.
-Dudo mucho que alguien de aquí comprase esa parcela y la casa- el chico volvió a mirar hacia la tienda- Anda! Es una chica joven.
-A ver!!- Maruxa se unió a su hijo.

Una chica joven, estaba colocando unas cartulinas en el escaparate.

Larpeiradas

Lilith aparcó cerca de la plaza del pueblo, que es donde está ubicada la tienda.
Es una plaza bonita, amplia luminosa y de forma elíptica.
En el centro de la plaza  hay una fuente, que de una bandada de pájaros emana agua, y alrededor de ella, hay bancos para sentarse y unos cuantos árboles que proporcionan la sombra adecuada para esta época  en la que el sol aun está fuerte. Y rodeando este "rincón" verde se encuentran los principales negocios del pueblo, como el bar-restaurante del pueblo, donde los jornaleros disfrutan de una buena cocina, la tienda de ultramarinos, una ferretería, una carnicería, una pescadería, una floristería y justo en el centro de todas estas tiendas, con una vista estupenda a la fuente, se encuentra la tienda de Lilith.

La chica caminaba con una sonrisa de oreja a oreja, mientras llegaba a la tienda, veía por el rabillo del ojo como las mujeres que estaban haciendo sus compras  la miraban y cuchicheaban. Y sabía perfectamente por qué lo hacían.
Lilith había comprado la casa y el local que pertenecieron al curandero del pueblo, y eso, al parecer, no era algo bueno. Ya que para la gente del pueblo ese hombre no era bien visto...Incluso el día de su muerte nadie fue al entierro, y eso que la mayoría de los habitantes de Terrasverdes requirieron de los servicios del curandero en más de una ocasión.
La casa está apartada del pueblo, cerca del lago, pero el negocio lo tenía en el pueblo, y quizá por este atrevimiento no era bien visto y era un marginado.
En los quince años que lleva muerto nadie había pisado sus tierras y mucho menos comprarlas, incluida la lonja del pueblo.
De ahí el revuelo de la gente, sobretodo de las chismosas, que están disfrutando de lo lindo intentando averiguar quien ha comprado las tierras de "Juan el curandero" y quien a comprado su negocio...Y en los pueblos los rumores corren rápido y hay todo tipo de especulaciones sobre que tipo de negocio será y como será el dueño.
Por eso, al ver a la joven, la gente empezó a murmurar, nunca antes la habían visto.

En el médico

-Doctor, dígame cómo se encuentra mi madre- Santiago, aprovechando que su madre estaba todavía vistiéndose, después de la revisión, hablaba con el médico- ¿Está bien?
-Si, no te preocupes muchacho- el doctor sonrió al chico- Tiene un poco de anemia, pero nada más. No te preocupes. Tu madre es joven y fuerte. Le recetaré unas vitaminas, y que si nota que se encuentra un poco baja de forma, así sin más, que tome un café o algo con azúcar y listo.

Santiago respiró aliviado, últimamente andaba un poco pachucha, pero por suerte ya tenía la confirmación de que no era nada.

-Pero Doctor, a qué es debido- Maruxa se incorporó a la conversación
-Defensas bajas, mucho trabajo...Pueden ser muchos factores. Así que simplemente, afloje un poco, coma un poco mejor, por favor...No se estrese.
-No se preocupe, yo la vigilaré para que no ocurra eso- Santiago abrazó a su madre y después tendió la mano al médico- Muchas gracias por todo
-Muchas gracias, y no se preocupe ya se acabó la temporada de Bodas Bautizos y Comuniones, y ya puedo relajarme.

Se despidieron del doctor, y salieron del centro de salud.

Casa vieja

-¡Albricias y zapatetas! La princesa se ha despertado!!!
-Jean...Por favor, no molestes tan temprano. Y sabes que no me gusta nada que me llames así.
-¿El que te molesta, princesa?

La chica fulminó con la mirada al hombre que tenía ante ella. Era alto, de cabello oscuro y ojos del color del azabache...Ojos que casi nuca mostraba, por que siempre estaba sonriendo y los ojos se le empequeñecen hasta parecer dos pequeñas líneas.
Estaba sentado en la mesa de la cocina, llevaba unos vaqueros  desgastados y un jersey de lana fina de color gris, que dejaba vislumbrar su torso bien formado.

-Jean, no seas picón. Hoy no. Estoy muy nerviosa.
-Lilith, no tienes por que estarlo. No es la primera vez que montas un negocio- Jean dio un sorbo a su café y siguió ojeando el periódico que tenía en la mano libre.
-Ya, pero es distinto. Una taberna es fácil de llevar, una herrería es fácil de llevar...Aun que me costó fidelizar a la clientela - la chica parecía hablar más para si misma que con Jean- Ser médico...¡¡¡Fue fácil!!- Lilith se derrumbó en en una de las sillas de la pequeña cocina.
-Pudiste con eso..Y en una época difícil -El hombre miró a la chica por encima de su periódico- No se que le ves de complicado a esto.
-Básicamente, por que no hemos vuelto al sitio donde todo comenzó y donde nació mi sueño...
-No seas mentirosa, hasta un siglo después no empezaste a hablar de esto.
-Bueno...De acuerdo. Pero entiendes que esté nerviosa, ¿no?
-Si pequeña. No mucho, pero lo entiendo...O trato de hacerlo...-El chico sonrió y volvió a su periódico- Y ahora desayuna.
-No, que ya voy tarde, hoy me traen dos pedidos y quiero que todo esté en su sitio. Hoy abre Larpeiradas!!- Lilith salió resuelta de la cocina, cogió su bolso de la entrada , y se miró al espejo para darse un último repaso.
Su cabello castaño claro (que a veces da la sensación de ser rubio, y otras de un tono oro rojo) sujeto por una diadema con un lacito decorativo, estaba perfecto. Al igual que su conjunto de ropa: una blusa de color rojo, de manga corta, unos vaqueros azulones y unas zapatillas blancas.
El verano estaba dando sus últimos coletazos y todavía se podía ir en manga corta.

Una vez hecha la revisión de ella misma y su bolso, salió de la casa hacia su coche. Hoy es un gran día.
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